La Real apeló a un espíritu conmovedor, sacando  a relucir 

su gen más competidor, para capturar un punto de extrema dificultad contra el Valencia. El discutida actuación arbitral de Munuera Montero fue protagonista de un empate aplaudido en Anoeta. Al cuarto de hora fue expulsado Aritz Elustondo, cuando la Real se había adelantado. Un titánico ejercici, solidario como pocos,  sirvió para que los de Imanol se mantuvieran en pie, con la inestimable colación de 32.773 jugadores, los que volvieron a abarrotar de gente y pasión Anoeta. 






El accidentado desarrollo de los acontecimientos provocó que la fisonomía de la Real fuera a menos natural de la temporada. Consecuencia, claro, de tener que defenderse con un jugador menos durante 74 minutos. Casi todo el partido. Con Zubeldia de lateral derecho y Zubimendi como central, apagar el fuego como se pudiera se convertía, de manera irremediable, en la prioridad absoluta para la Real. 




Al equipo de Imanol resulta difícil anularle, por muy adversa que se vuelva la misión. Prueba de semejante entereza fue que la Real salieran indemne al descanso, pese a que el guion se envenenó a más no poder. Imanol decidió no intervenir con cambios inmediatos a la expulsión de Elustondo. La Real sí se replegó, quizá en exceso durante varias lances, un acto reflejo que se puede considerar justificable al verse en inferioridad con todo por hacer. 




El cambio de campo en el sorteo que ideó el Valencia para incordiar en  las costumbres de la Real anunciaba una tarde incómoda y así se fraguó. Y eso que el pistoletezo fue prometedor, gracias a un Illarramendi que retornó al ‘once’ por la puerta grande. Un disparo del capitán a los 40 segundos revolvió el estómago del Valencia. La siguiente acción del mutrikuarra fue decisiva. 




En la jugada más desgraciada para el Valencia, Thierry se resbaló al borde de su área. Illarra recogió el balón, penetró y su pase lo marcó Guillamón en propia puerta. Parecía que el esoterismo del sorteo de campos modificaba su rumbo para guiñar a la Real, en ventaja para el minuto 9 por el cúmulo valenciano de despropósitos. 




Roja y empate

Los presagios son para arrojarlos al sumidero en muchas ocasiones. La dura entrada que Aritz Elustondo cometió sobre Lino fue sancionada con amarilla, pero en el fútbol de hoy en día todo es provisional. A instancias del VAR, el árbitro, Munuera Montero, vio la infracción en el monitor y expulsó al defensa de la Real. Aritz fue a robar el balón, pero con peligro y la plancha por delante. Si la falta era merecedora que marcar el sino del partido, ya es otra cuestión. Al colegiado no le tembló el pulso. 

La Real se  encerró por completo. Hasta se bloqueó por momentos. Todo el equipo, salvo Sorloth y Fernández, merodeaban de pronto en las narices de un Remiro indeciso a la hora de avanzar un paso para dominar el área pequeña. El Valencia creció en este tratado de incertidumbre realista. 

La balanza se inclinó tanto, que el Valencia empató a su antojo. El balón circuló por las inmediaciones del área de la Real con total libertad y Lino, el mismo que provocó la roja de Aritz, batió a Remiro. El gol pellizcó el orgullo de la Real. 

Con las dificultades que entraña ser numéricamente inferior y un árbitro muy protestado por Anoeta, la Real rozó el segundo gol. Una reacción de  gran mérito, liderada por Illarra, en su versión más entonada, Brais y Merino, el futbolista angular del equipo una jornada más. Méndez y Zubeldia a punto estuvieron de ver puerta con un disparo por barba de cuestión de centésimas, a los dos minutos de que el Valencia empatara. 

Una buena parada de Remiro a cabezazo de Marcos André fue otra alerta naranja para la damnificada Real. Illarramendi, acto seguido, se inventó un taconazo estelar para Rico, cuyo medido centro remató Sorloth para que Comert salvara los muebles del Valencia sobre la línea. La Real se quedaba a las puertas de obrar un pseudónimo de milagro: sobreponerse incluso en el marcador a la adversidad. 

Triple cambio al descanso

El arrebato se repitió en la primera jugada de la segunda parte. La Real salió del descanso con un triple cambio, Gorosabel de extremo en un 4-4-1 y Pacheco de central. Zubeldia seguía de lateral derecho y en la zona izquierda del medio irrumpía un Magunazelaia que fabricó la gran ocasión de Sorloth. El remate con la zurda del noruego se estrelló en el larguero, en una posición adecuada para marcar. Marcos André replicó con un disparo lejano a la parte exterior del poste.

Anoeta estalla

La intensidad no cesaba y el partido discurría por cauces broncos. El árbitro, una figura que como siga dependiendo de esta guisa del VAR, terminará en peligro de extinción porque no pinta nada, era cada minuto más increpado por su sospechosa vara de medir: el Valencia parecía tener más permiso que la Real para que sus faltas quedaran impunes. 

Anoeta vio la actitud de Munuera Montero y estalló en cuanto Hugo Duro colisionó con violencia contra Zubeldia. No se señaló ni siquiera falta. Lino, un verdadero cohete por la izquierda del Valencia, ponía en jaque a la Real.  El Valencia se volcó en los compases finales, consciente de que tener a los 11 futbolistas sobre el campo le permitía llegar en condiciones físicas más óptimas. Pero con  esta Real no puede nadie. Por eso se llevó un punto al zurrón que, en este contexto de partido leonino, aporta valor a un equipo bravo, orgulloso, incondicional. 

real sociedad

11

Real: Remiro, Aritz, Zubeldia, Le Normand, Rico, Zubimendi, Illarra (Gorosabel, m. 46), Merino (Guevara, m. 81), Brais (Pacheco, m. 46), Carlos Fernández (Magunazelaia, m. 46), Sorloth. 
​Valencia: Mamardashvili, Thierry, Paulista (Ozkacar, m. 28), Comert, Gayá, Musah (Foulquier, m. 75), Hugo Guillamón (Nico, m. 61), Almeida, Lino, Kluivert (Castillejo, m. 75), Marcos André (Hugo Duro, m. 61). 
​Goles: 
​1-0: Hugo Guillamón, en propia puerta (m. 9) 
1-1: Lino (m. 24)
Árbitro: Munuera Montero. Amonestó a Rico y Zubimendi en la Real. Expulsó a Aritz por roja directa (m. 16).  
​Incidencias: 32.773 espectadores en Anoeta.

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